El telescopio espacial James Webb ha revelado una galaxia
GS-NDG-9422, cuyo gas brilla más que las estrellas, abre una nueva ventana a la comprensión de la evolución galáctica tras el Big Bang.
Un equipo de astrónomos de la NASA ha identificado una galaxia a mil millones de años del Big Bang que podría cambiar la forma en que entendemos el nacimiento de las primeras estrellas del universo. Esta galaxia, llamada GS-NDG-9422, fue detectada gracias al Telescopio Espacial James Webb, y lo que la hace particularmente interesante es que el gas que la rodea emite más luz que las propias estrellas que contiene.
El equipo de investigación, dirigido por Alex Cameron de la Universidad de Oxford, encontró algo inusual en el espectro de luz de la galaxia. “Lo primero que pensé fue: 'Esto es raro'. El telescopio Webb está diseñado precisamente para revelar estos fenómenos nuevos y extraños en el universo temprano”, comentó Cameron. La luz que observan los astrónomos no proviene de las estrellas, como suele ser habitual, sino del gas extremadamente caliente que las rodea, algo que hasta ahora solo se había teorizado.
Este descubrimiento es crucial porque podría representar un "eslabón perdido" en la evolución galáctica. Según los datos obtenidos por el instrumento NIRSpec de Webb, las estrellas de GS-NDG-9422 son tan calientes que elevan las temperaturas del gas circundante a niveles nunca antes vistos, permitiéndole brillar con mayor intensidad que las mismas estrellas. Este fenómeno ofrece pistas valiosas sobre cómo se formaron las primeras estrellas del universo.
Lo que más asombró a los científicos es la temperatura de las estrellas en GS-NDG-9422. Alcanzan temperaturas superiores a los 80,000 grados Celsius, el doble de las estrellas más calientes conocidas en el universo cercano, que suelen oscilar entre 40,000 y 50,000 grados. Este calor extremo genera un brillo tan intenso en el gas que supera a la luz de las propias estrellas, algo que nunca se había visto con tanta claridad.
Para profundizar en el análisis, Cameron contactó a Harley Katz, astrónomo teórico de la Universidad de Chicago, quien comprobó que los modelos que simulan nubes de gas calentadas por estrellas extremadamente masivas coinciden casi a la perfección con las observaciones del Webb. Katz explicó que estas estrellas deben ser más masivas y calientes de lo que estamos acostumbrados a ver en el universo cercano, lo cual tiene sentido considerando que el entorno del universo temprano era mucho más energético.
Aunque GS-NDG-9422 no contiene las llamadas estrellas de Población III, las primeras estrellas del universo, sí se cree que estas estrellas tan calientes podrían ayudar a entender mejor cómo las galaxias pasaron de esas estrellas primordiales a las actuales. A medida que el equipo continúa estudiando más galaxias similares, se plantean nuevas preguntas sobre la frecuencia de este tipo de fenómenos en el universo temprano y su relevancia en la evolución galáctica.
El estudio, publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, indica que GS-NDG-9422 es el único ejemplo conocido de esta fase de evolución, pero los astrónomos ya están buscando otras galaxias que puedan mostrar características similares.