Muerte asistida: un dilema ético global
Con la reciente discusión en Reino Unido respecto a la Eutanasia, se ha reavivado un debate global sobre derechos, ética y sufrimiento.
El Parlamento británico se prepara para discutir un proyecto de ley que podría legalizar la muerte asistida para pacientes terminales, reabriendo uno de los debates éticos más sensibles en el ámbito global. Si la legislación avanza, el Reino Unido se uniría a un selecto grupo de países que han legalizado esta práctica bajo estrictas condiciones.
El proyecto establece criterios rigurosos de elegibilidad, destinados a garantizar que solo los adultos en etapas avanzadas de enfermedades terminales puedan optar por esta opción. Sin embargo, la propuesta ha desatado discusiones profundas entre defensores y detractores. Para algunos, se trata de un acto de compasión que otorga control a quienes enfrentan un sufrimiento inevitable. Para otros, plantea serios dilemas éticos y médicos, al desafiar el principio fundamental de preservar la vida.
En el contexto global, la eutanasia y el suicidio asistido han ganado aceptación en ciertas regiones. El caso de Suiza es especialmente relevante, ya que desde hace décadas ha permitido el suicidio asistido, atrayendo incluso a ciudadanos extranjeros a través de organizaciones como Dignitas. Esta organización ha ayudado a más de 500 británicos desde 1998. No obstante, esta opción también ha generado críticas por los riesgos del “turismo de eutanasia” y las implicaciones éticas asociadas.
Países que permiten la muerte asistida o eutanasia
- Países Bajos (2002): fue el primer país en legalizar la eutanasia activa y el suicidio asistido bajo estrictas condiciones. Se permite para pacientes con enfermedades incurables o sufrimiento insoportable, siempre que exista consentimiento informado.
- Bélgica (2002): legalizó la eutanasia en el mismo año que los Países Bajos. Se aplica a pacientes adultos y menores con enfermedades graves e incurables, bajo supervisión médica estricta.
- Luxemburgo (2009): permite la eutanasia y el suicidio asistido para adultos con enfermedades terminales o sufrimiento constante, sujeto a la aprobación de dos médicos y un comité.
- Colombia (1997, regulado en 2015): la Corte Constitucional despenalizó la eutanasia en 1997, pero fue hasta 2015 que se reglamentó oficialmente. Aplicación para pacientes terminales con dolor físico o mental intenso.
- Canadá (2016): conocida como Asistencia Médica para Morir (MAID), esta práctica es legal para mayores de 18 años con enfermedades graves, incurables y en etapa avanzada.
- España (2021): legalizó la eutanasia para adultos con sufrimiento físico o psicológico intolerable derivado de una enfermedad grave, crónica o incapacitante.
- Austria (2022): el suicidio asistido está permitido para pacientes mayores de edad con enfermedades terminales o crónicas, tras un proceso de evaluación psicológica y médica.
- Suiza (1942): aunque no tiene una ley específica, el suicidio asistido es permitido si no hay motivos egoístas detrás. Es famoso por atraer a extranjeros a través de organizaciones como Dignitas.
- Nueva Zelanda (2021): la Ley de Elección al Final de la Vida permite la eutanasia para pacientes terminales con una esperanza de vida de menos de seis meses y que experimenten sufrimiento insoportable.
- Estados Unidos (11 estados y Washington DC, desde 1997): estados como Oregón, California, y Colorado permiten el suicidio asistido, conocido como "Muerte con Dignidad", para pacientes terminales con menos de seis meses de vida, sujetos a evaluaciones médicas.
Los opositores al proyecto británico argumentan que legalizar la eutanasia podría debilitar los esfuerzos para mejorar la atención paliativa y abrir la puerta a los abusos, especialmente entre poblaciones vulnerables. Por otro lado, los defensores subrayan la importancia de respetar la autonomía individual y evitar prolongar el sufrimiento innecesario.
El debate no solo se centra en el Reino Unido, sino que refleja un cambio global en la percepción de los derechos al final de la vida. La discusión continúa polarizando opiniones en un contexto donde las consideraciones éticas, médicas y religiosas tienen un peso significativo, y donde la legislación debe encontrar un delicado equilibrio entre compasión y protección.