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Comunicación y +As
2023 05 Nine West
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Puedes reducir tu impacto ambiental aún después de fallecer

Conoce las alternativas ecológicas que minimizan el impacto ambiental, ofreciendo soluciones sostenibles para el último adiós.

Puedes reducir tu impacto ambiental aún después de fallecer
Puedes reducir tu impacto ambiental aún después de fallecer

En el mundo, cada día, fallecen aproximadamente 371,520 personas, una cifra que revela la magnitud de la mortalidad global y plantea una pregunta crucial: ¿qué impacto tiene la muerte en el medio ambiente? Estudios han demostrado que los métodos tradicionales de entierro y cremación son altamente contaminantes.

De hecho, el Green Burial Council de Estados Unidos estima que anualmente se utilizan 2,000 toneladas de acero, 2,500 toneladas de bronce y cobre, y 1.4 millones de toneladas de cemento en los funerales estadounidenses, sin contar los 3.1 millones de litros de fluidos de embalsamamiento que contienen formaldehído, un posible agente cancerígeno según la EPA.

El entierro convencional no solo requiere materiales contaminantes sino que también ocupa un espacio significativo, volviendo infértiles grandes áreas de tierra.  La cremación tampoco es una alternativa más verde, ya que contribuye al 16% de la contaminación por mercurio en el aire en el Reino Unido y emite otros contaminantes peligrosos como dioxinas y óxidos de carbono.

Frente a estos desafíos, emergen soluciones más ecológicas para reducir el impacto ambiental de nuestra despedida final.

  • Hidrólisis alcalina: disuelve el cuerpo en una solución de hidróxido de potasio y agua a alta temperatura, resultando en un líquido fertilizante y huesos pulverizados. Este método, aunque no muy conocido, presenta una opción casi nula en impacto ambiental. Aunque tiene algunos detractores que la consideran irrespetuosa, sus defensores la ven como una aceleración del proceso natural de descomposición con menor impacto ambiental.
  • Cremación acuática: legalizada en 28 estados de EE. UU., incluye una técnica similar a la hidrólisis alcalina. Este proceso, que remonta a prácticas ancestrales hawaianas, usa agua alcalina caliente para descomponer el cuerpo, emitiendo solo agua estéril no tóxica y evitando las emisiones al suelo y al aire.
  • Ataúdes ecológicos: fabricados con materiales biodegradables como el cartón y la celulosa, son una opción que requiere menos tala de árboles y se descompone rápidamente sin dejar residuos tóxicos.
  • Compostaje humano: o reducción orgánica natural (NOR), es otra opción emergente. Este proceso convierte el cuerpo en tierra mediante una combinación de materiales naturales y microbios en un contenedor sellado. Aunque requiere energía para su operación, un estudio de Recompose muestra que ahorra más de una tonelada métrica de carbono por persona en comparación con los métodos tradicionales.  

Con la creciente conciencia sobre el cambio climático y la necesidad de prácticas sostenibles, estas alternativas ecológicas para el fin de la vida ofrecen maneras de reducir nuestro impacto ambiental incluso después de la muerte. Adoptar estas prácticas puede ser una última contribución significativa para cuidar el planeta y asegurar un legado positivo para futuras generaciones.