
¿Cómo afectan los microplásticos al cuerpo humano?
Estudios recientes revelan que los microplásticos están en la sangre, órganos y alimentos, con posibles efectos dañinos a largo plazo para la salud humana.

Los microplásticos, partículas minúsculas que provienen de la descomposición de plásticos más grandes o de productos que ya los contienen, han comenzado a acumularse silenciosamente en el cuerpo humano. Su tamaño —inferior a cinco milímetros— no impide que lleguen a órganos vitales como el cerebro, los pulmones, el hígado o la placenta. De hecho, estudios recientes han detectado su presencia incluso en la sangre y la leche materna, lo que revela una exposición generalizada y continua.
Aunque la ciencia sigue investigando el alcance completo del daño, ya se han identificado varias consecuencias alarmantes. Entre ellas, se encuentran la inflamación de tejidos, el daño celular, el desequilibrio hormonal y la posible relación con enfermedades crónicas como el cáncer o problemas cardiovasculares. Además, las partículas actúan como portadoras de sustancias químicas tóxicas, incluyendo pesticidas y metales pesados, lo que agrava su impacto en el organismo.
Uno de los datos más perturbadores proviene de un análisis comparativo de cerebros humanos, que mostró un aumento del 50 % en la concentración de microplásticos entre 2016 y 2024. Este tipo de acumulación podría estar asociado con el deterioro cognitivo y afecciones como la demencia, especialmente en individuos expuestos a altos niveles de contaminación plástica.
¿Cómo llegan al cuerpo sin darnos cuenta?
La vía de ingreso es múltiple. Respiramos microplásticos suspendidos en el aire doméstico, los absorbemos mediante el contacto con prendas sintéticas o utensilios plásticos, y los ingerimos a través del agua potable, frutas, verduras, mariscos y alimentos procesados. Incluso los artículos cotidianos, como las esponjas de cocina o la sal de mesa, pueden contener millones de partículas. El uso diario de estos productos convierte la exposición a microplásticos en algo prácticamente inevitable.
Medidas cotidianas para reducir la exposición
Aunque no se puede eliminar por completa la presencia de microplásticos, existen acciones prácticas para minimizarla. Usar recipientes de vidrio en lugar de plástico, filtrar el agua del grifo, optar por ropa de fibras naturales, ventilar los espacios cerrados y evitar calentar alimentos en envases plásticos en algunos pasos útiles. Además, reducir el consumo de mariscos y productos ultraprocesados ayuda a disminuir la ingesta directa de estas partículas.
Los expertos advierten que el tiempo de actuar es ahora. La acumulación progresiva de microplásticos en el cuerpo humano no es una amenaza lejana: ya está ocurriendo. Si bien muchas incógnitas siguen abiertas, las pruebas reunidas hasta ahora bastan para tomar decisiones más conscientes sobre el uso del plástico en nuestra vida diaria.
