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El aire en tu hogar podría ser más tóxico que el exterior

El aire dentro de tu casa puede estar más contaminado que el exterior, especialmente en invierno. Descubre cómo humidificadores, estufas y velas afectan tu salud.

El aire en tu hogar podría ser más tóxico que el exterior
El aire en tu hogar podría ser más tóxico que el exterior

Aunque la contaminación del aire suele asociarse con el smog urbano o las emisiones industriales, el interior de nuestros hogares puede albergar niveles aún más altos de toxinas, especialmente durante los meses fríos. Con el 70% de nuestro tiempo transcurrido en espacios cerrados, y más aún para quienes trabajan desde casa, la calidad del aire interior se convierte en un factor crítico para la salud. Sin regulaciones específicas para medir estos contaminantes, muchas personas desconocen los riesgos a los que están expuestas.

Entre las principales fuentes de contaminación interior se encuentran estufas de leña, chimeneas, velas y cocinas, que liberan partículas finas y compuestos orgánicos volátiles. Estos contaminantes, conocidos como PM2.5, pueden penetrar en los pulmones y el torrente sanguíneo, provocando enfermedades respiratorias, cardiovasculares e incluso cáncer. Además, los humidificadores ultrasónicos, populares en invierno, pueden aerosolizar metales pesados como plomo y arsénico, especialmente si se usa agua del grifo en lugar de destilada.

Los niños son particularmente vulnerables a estos contaminantes, ya que inhalan más aire en proporción a su peso corporal. Estudios recientes han demostrado que el uso de humidificadores en habitaciones pequeñas y mal ventiladas puede exponerlos a niveles peligrosos de manganeso, afectando su desarrollo cerebral y pulmonar. Incluso minerales como el calcio y el magnesio, beneficiosos al ingerirse, pueden ser perjudiciales al ser inhalados.

La cocina también es un foco importante de contaminación interior. Las estufas de gas liberan dióxido de nitrógeno y formaldehído, mientras que freír u hornear alimentos genera grandes cantidades de PM2.5. Aunque las campanas extractoras y la ventilación ayudan, muchas partículas permanecen en el aire hasta 10 horas después de cocinar. Por ello, expertos recomiendan optar por métodos de cocción más limpios y mantener una buena ventilación.

Para reducir la exposición a estas toxinas, se sugiere evitar el uso de agua del grifo en humidificadores, mantener sistemas de calefacción bien ventilados y optar por purificadores de aire. Pequeños cambios, como cocinar en quemadores traseros o sustituir velas tradicionales por eléctricas, pueden marcar una gran diferencia. La clave está en ser conscientes de los riesgos y tomar medidas para minimizar la contaminación en nuestros espacios más íntimos.