Vacunas bivalentes: ¿cómo actúan en tu cuerpo?

En medio de la continua lucha contra el COVID-19, las vacunas bivalentes han emergido como una poderosa arma contra las variantes en constante evolución del virus. 

Estas vacunas no solo confieren inmunidad contra el virus original, sino que también han demostrado ser eficaces contra las variantes emergentes, como el linaje EG.5 o "Eris" de la variante ómicron, que últimamente ha estado ganando terreno en todo el mundo.

Uno de los ejemplos destacados de estas vacunas actualizadas es la versión mejorada presentada por las compañías Moderna y Pfizer-BioNTech. Su enfoque bivalente abarca tanto la cepa original del SARS-CoV-2 como elementos compartidos por los linajes BA.4 y BA.5 de la variante ómicron. 

El proceso ingenioso de estas vacunas radica en su administración, que involucra la inyección directa en el músculo del brazo. Dentro de su formulación se encuentran dos componentes de ARN mensajero (ARNm) del virus SARS-CoV-2, cada uno empaquetado en lípidos o grasas. Estos componentes, al ingresar al cuerpo, desencadenan la creación temporal de una porción de la proteína Spike, característica distintiva del nuevo coronavirus.

El lapso entre la administración de la vacuna y la inducción de la respuesta protectora varía entre 7 a 10 días. Durante este tiempo, la vacuna proporciona instrucciones a las células del cuerpo para construir una defensa contra posibles ataques del virus.

Una vez que la proteína Spike se hace presente en el cuerpo, el sistema inmunológico se activa para reconocerla y combatirla. Este proceso conduce a la generación de anticuerpos dirigidos específicamente contra el virus. De hecho, el sistema inmunológico responde como si el cuerpo hubiera experimentado una infección real.

Para maximizar la eficacia de las vacunas bivalentes, se insta a los adultos mayores de 18 años a recibir la vacuna aproximadamente dos meses después de completar la serie de la vacuna monovalente. En el caso de personas mayores de 60 años, el protocolo sugiere dos refuerzos con un intervalo de cuatro meses desde la última dosis aplicada.

Además de prevenir la enfermedad, hospitalización y reducir el riesgo de mortalidad debido al COVID-19, las vacunas bivalentes también ofrecen una medida vital de seguridad en un panorama de evolución constante del virus. Con cada dosis, la población se acerca un paso más a la superación de esta crisis global de salud.