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Comunicación y +As
2023 05 Nine West
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¿Por qué consideramos el martes 13 como un día de mala suerte?

Esta arraigada creencia fusiona mitos bíblicos y a la antigua Roma, tejiendo un tapiz de mala suerte y cautela.

¿Por qué consideramos el martes 13 como un día de mala suerte?
¿Por qué consideramos el martes 13 como un día de mala suerte?

En la encrucijada de la tradición y la superstición, el martes 13 emerge como un día que muchos evitan para tomar decisiones importantes. Este fenómeno arraigado en la cultura popular ha despertado la curiosidad sobre su origen y la persistencia de la creencia en la mala suerte asociada al número 13.

La mala fortuna vinculada al martes 13 encuentra sus raíces en antiguas narrativas bíblicas y mitológicas. La Última Cena de Jesús, donde Judas Iscariote es asociado al número 13, y la figura del dios romano Marte, símbolo de destrucción, contribuyen a tejer la trama de superstición que rodea este día. En la antigua Roma, actividades bélicas y decisiones trascendentales se evitaban en días consagrados a Marte, generando un respeto hacia la figura y su influencia.

En diversas culturas, el martes 13 ha sido teñido con tonalidades negativas a lo largo de la historia. La Kabbalah judía menciona 13 espíritus malignos, mientras que el Apocalipsis narra la llegada del anticristo en el capítulo 13. A su vez, interpretaciones erróneas de eventos históricos, como la caída de Constantinopla, han influido en la construcción de la superstición. En la cultura anglosajona, el viernes 13 también ha sido marcado por la detención de los caballeros templarios en 1307, exacerbando la aversión hacia este número y día.

La superstición en torno al martes 13 no está sola; el viernes 13 también carga con un bagaje histórico y cultural que alimenta el temor en diferentes partes del mundo. Mientras que la aversión al martes 13 se asocia a la mitología romana, el viernes 13 se vincula a eventos cristianos y persecuciones históricas.

Este fenómeno, enriquecido por mitos y malentendidos a lo largo del tiempo, refleja cómo la creencia en la mala suerte persiste y evoluciona, adoptando diversas formas en diferentes culturas y geografías.