Nuevas alertas y recomendaciones sobre el impacto de las pantallas en la infancia

En los últimos meses, el uso de dispositivos electrónicos en menores de edad ha sido objeto de debate internacional. Tanto la Asociación Española de Pediatría (AEP) como el gobierno de Francia han emitido alarmantes informes sobre los riesgos del uso excesivo de pantallas. Estas advertencias se basan en investigaciones recientes que evidencian cómo esta práctica afecta el desarrollo físico, emocional y neurológico de niños y adolescentes.

En diciembre de 2024, la AEP actualizó sus recomendaciones, subrayando que los menores de seis años no deberían exponerse a pantallas bajo ningún concepto, salvo casos puntuales de interacción social supervisada por adultos. Para los niños de 7 a 12 años, el uso diario debería limitarse a menos de una hora, incluyendo el tiempo destinado a tareas escolares, y siempre bajo vigilancia parental. Los adolescentes de 13 a 16 años tampoco deberían exceder las dos horas al día, recomendándose además el uso de herramientas de control parental y retrasar la entrega de un teléfono inteligente propio.

Por su parte, en abril de 2024, Francia realizó un ambicioso estudio neurológico bajo la dirección del presidente Emmanuel Macron. Este informe revela que la exposición temprana a pantallas puede generar problemas graves, como alteraciones del sueño, fatiga visual, obesidad, miopía progresiva, y una reducción del grosor de la corteza cerebral. Además, se recomienda prohibir el uso de dispositivos en menores de tres años y limitar el acceso a teléfonos móviles hasta los 11 años. También se sugiere restringir el uso de redes sociales hasta los 18 años, debido a los riesgos asociados con la hiperconexión y la exposición a contenidos inadecuados.

Ambos informes resaltan la necesidad de supervisión parental y de educar a los menores en el uso responsable de la tecnología. La AEP hace un llamado a evitar el uso de dispositivos en espacios como dormitorios o baños, mientras que el estudio francés enfatiza la importancia de establecer normativas que protejan a los menores en entornos educativos y familiares.

Estas recomendaciones representan un esfuerzo conjunto por parte de autoridades sanitarias y gobiernos para mitigar los efectos nocivos de la tecnología en los menores. En un mundo cada vez más digitalizado, estas medidas buscan equilibrar los beneficios de la conectividad con la protección del desarrollo integral de las nuevas generaciones.