254 millones de niños sufrirán obesidad para 2030
La obesidad infantil aumenta a nivel mundial con proyecciones alarmantes. Países como China y México están entre los países más afectados.
La obesidad infantil es una crisis de salud global que afecta a millones de niños en todo el mundo, y su prevalencia no deja de crecer. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 ya había 158 millones de niños y adolescentes con exceso de peso. Esta cifra se espera que aumente a 254 millones para 2030, con China, India, Estados Unidos y México como los países más afectados.
El problema es complejo, ya que no sólo impacta la salud física de los menores, sino también su bienestar emocional, con muchos niños enfrentando acoso y discriminación. En México, la situación es especialmente crítica. El 35.6% de los menores de edad en el país sufren de obesidad, colocándolo como el líder mundial en este rubro, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Sin embargo, este problema no es exclusivo de México. Países en desarrollo de África, Asia y América Latina también enfrentan un rápido crecimiento de la obesidad infantil debido a la transición hacia dietas basadas en alimentos ultraprocesados y ricos en grasas, azúcares y sales.
La pandemia de Covid-19 ha empeorado la situación global de la obesidad infantil. El confinamiento, la reducción de actividades físicas y el cambio drástico en los hábitos alimenticios han provocado un aumento en el sedentarismo y el consumo de comida chatarra. Según expertos, estos factores incrementan el riesgo de que más niños desarrollen enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares a edades tempranas.
Para enfrentar este reto, diversos países han adoptado políticas para combatir la obesidad infantil. En México, por ejemplo, el gobierno ha prohibido la venta de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas en las escuelas. A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud y otras entidades han lanzado campañas para promover una alimentación saludable y fomentar el ejercicio físico desde la infancia.
A medida que la obesidad infantil continúa creciendo, es crucial que los gobiernos, escuelas y familias colaboren para revertir esta peligrosa tendencia. Las proyecciones para 2030 son alarmantes, pero con medidas coordinadas y efectivas, aún es posible cambiar el rumbo y garantizar un futuro más saludable para las nuevas generaciones.